domingo, 12 de febrero de 2012

Falleció esta madrugada el editor Germán Sánchez Ruipérez


Esta madrugada ha fallecido a los 85 años el editor Germán Sánchez Ruipérez, creador del grupo Anaya en la República Dominicana.
Germán Sánchez Ruipérez, presidente y fundador de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, firme promotor del sector editorial y apasionado del libro como elemento clave en la educación.
Nació en Peñaranda de Bracamonte, Salamanca, el 12 de septiembre de 1926, Germán confirmó desde muy joven su vocación por el libro y la lectura, en buena medida animado por las profesiones de sus padres, maestra su madre y librero su padre.
Al terminar la guerra civil, toda la familia se traslada a Salamanca, donde adquiere la librería Cervantes. En 1942, Germán se incorpora al negocio familiar, abandonando sus estudios de Bachillerato y dedicándose por entero al desarrollo de una librería que pronto se convertiría en una de las más importantes de España.
Contrajo matrimonio en 1953 con Ofelia Grande Rodríguez. En esta época de constante preocupación por su formación, viaja a Londres, donde conocerá a Sir Stanley Unwin, considerado mundialmente el decano de los editores, y de quien aprenderá casi todo sobre el negocio editorial.
Su vocación empresarial se desarrolla a partir de entonces y, en 1958, funda Ediciones Anaya S.A., en Salamanca. Desde ese momento serán incesantes sus esfuerzos en el mundo del libro.
En Anaya se centró inicialmente en la edición de libros educativos y de texto, contribuyendo a la renovación de este segmento del negocio editorial y alcanzando muy rápidamente una posición de vanguardia en este sector.
La constante inquietud y el esfuerzo personal, le llevan a la idea de aprovechar la estructura de Anaya para dar forma a otras empresas editoriales, creando unas (Cátedra, Pirámide, Barcanova, Algaida, Anaya Multimedia, Anaya Interactiva, etc...) y adquiriendo otras que ya existían y que resultaron potenciadas (Tecnos, Bibliograf, Credsa, Alianza, Ediciones del Prado, etc...).
A finales de los años setenta crea el grupo empresarial Anaya reuniendo, por primera vez en España, bajo una estructura de holding, diversas editoriales independientes. Así nace Grupo Anaya S.A., empresa pionera en el mundo editorial y que a partir de entonces sería un modelo en la nueva estructura económica del sector.
Al afianzar su negocio en España, se va a preocupar por extender su negocio en el extranjero.
En 1981, crea la Fundación que lleva su nombre y que nace con una clara vocación universal. Con sedes en Madrid, Peñaranda y Salamanca.
Germán Sánchez Ruipérez ha participado activamente en numerosas asociaciones gremiales y sectoriales, tanto en España como en otros países de Europa y América, habiendo contribuido a la creación de muchas de ellas.
Es miembro del Consejo de Patronos de la Asociación Española de Fundaciones, de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Fundación Duques de Soria, de la Asociación Española para el Desarrollo del Mecenazgo Empresarial, de la Fundación Progreso, Empleo y Servicios para Salamanca (PREMYSA), de la Fundación Nido Mariano Rodríguez, del Instituto Cervantes, etc.
Germán Sánchez Ruipérez, nombrado Hijo Adoptivo de Salamanca en el año 2001.
 En diciembre de 2002, le fue concedida la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. En febrero de 2004 le otorgaron los Premios PRNoticias a la mejor trayectoria y aportación a la industria editorial española; el Premio Castilla y León de las Ciencias Sociales y Humanidades; el Premio de Honor Internet 2004 de la Junta de Castilla y León y el Premio al Mecenazgo Cultural de la Fundación Montblanc 2005. El 1 de diciembre de 2006 el Consejo de Ministros le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, un galardón honorífico en atención a los méritos que en él concurren.
En octubre de 2007 la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca le otorga una distinción por su labor de mecenazgo cultural. En marzo de 2010 la Fundación Instituto de Cultura del Sur le brindó un homenaje por su compromiso con la Educación. En septiembre de este mismo año la Universidad de Salamanca le nombra Doctor Honoris Causa.
Su Fundación igualmente ha recibido numerosas distinciones como el Premio Homenaje Liber 2001, el Premio CEGAL 2002, Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2002 y el Premio al Fomento de la Lectura otorgado en la XXXV Feria del Libro de Valladolid de 2002. En el año 2003 la Cruz Roja concedió el Premio Solidaridad por el trabajo de la Fundación en el fomento de los valores y acciones de interculturalidad y solidaridad entre los niños y niñas. El Premio Clarín 2004 por su contribución al fomento de lectura y al mecenazgo cultural. En el año 2006 la Asociación Española de Fundaciones le ha otorgado la Medalla de Honor como reconocimiento por su labor cultural, transparencia y profesionalidad. En el año 2008 el Ayuntamiento de Madrid otorga la Medalla de Oro de la Ciudad de Madrid por la trayectoria de la Fundación; también en el mismo año le otorgan el Premio de la Feria del Libro y la Lectura de Castilla-La Mancha en su categoría de fomento de la lectura y el Premio Cultura Viva a Fundaciones Culturales.
En septiembre de 2009 la Junta de Castilla y León entrega, en Ávila, un reconocimiento a la Fundación por su fecunda y meritoria labor en la promoción de la lectura con especial dedicación a las bibliotecas y al libro infantil y juvenil.
En este mismo año el Ayuntamiento de Alcalá de Henares otorga el Premio Ciudad de Alcalá en su modalidad “Ciudad Patrimonio Mundial”.
Prototipo de hombre dinámico y emprendedor, con más de 150 compañías creadas a lo largo de su vida, Germán Sánchez Ruipérez centra su actividad en el desarrollo de su Fundación que, en breve, acometerá en Madrid la creación del ambicioso proyecto cultural denominado la Casa del Lector.
Otros rasgos a destacar es que creó un periódico, El Sol (duró 2 años, desde 1990).
También es interesante saber que su sobrina nieta, Ofelia Grande es la directora de Siruela, editorial que combina las dos vocaciones de Germán, la literatura de adultos, y un catálogo extenso e interesante de literatura infantil.

jueves, 9 de febrero de 2012

131 años que murió Fedor Dostoievski


     Fedor Dostoievski, novelista de la Rusia zarista cuya literatura explora la psicología humana en el complejo contexto político, social y espiritual de la sociedad rusa del siglo XIX. Nació en Moscú el 11 de noviembre de 1821. Su infancia fue bastante triste.

 Su primera novela, Pobres gentes (1846), era bastante novedoso, pues añadía la dimensión psicológica a la puramente narrativa en su análisis de los conflictos del protagonista observándolos desde su propio interior. En su siguiente novela, El doble (1846), y en otros trece esbozos y cuentos que escribió durante los siguientes tres años, el autor ruso continuó explorando las humillaciones y el consecuente comportamiento de los desheredados. En 1849, su carrera literaria quedó fatalmente interrumpida. Se había unido a un grupo de jóvenes intelectuales que leían y debatían las teorías de escritores socialistas franceses, por aquel entonces prohibidos en la Rusia zarista. En sus reuniones secretas se infiltró un informador de la policía, y todo el grupo fue detenido y enviado a la prisión. En diciembre de 1849 se les condujo a un lugar en que debían ser fusilados pero, en el último momento, se les conmutó la pena máxima por otra de exilio. Dostoievski fue sentenciado a cuatro años de trabajos forzosos en Siberia y a servir a su país, posteriormente, como soldado raso. En Memorias de la casa muerta (1862), publicada en Vremya (Tiempo), la revista que él mismo fundó en 1861, Dostoievski describió con todo detalle el sadismo, las condiciones infrahumanas y la falta total de privacidad entre los presos, resultado de su experiencia puesto que en la cárcel le habían tratado a él, 'un caballero', con desprecio. Su primer viaje al extranjero, un deseo que había acariciado desde mucho tiempo atrás, quedó reflejado en Notas de invierno sobre impresiones de verano (1863), ensayo en el cual describe la mecánica monotonía de la cultura de la Europa occidental.

Cuando la revista fue cerrada, por un artículo supuestamente subversivo que se publicó en ella, él junto a su hermano se embarcaron, en 1864, en el proyecto de Época (Epoja) otra revista de corta vida. En ella se publicó el comienzo de la única novela filosófica de Dostoievski, Memorias del subsuelo (1864). Esta obra, considerada como el prólogo a las obras mayores de su autor, es un autoflagelante monólogo en el que el narrador, un rebelde contrario al materialismo y al conformismo imperantes en la sociedad, constituye el primero de los antihéroes enajenados de toda la historia de la literatura moderna. Tras la larga enfermedad y muerte de su mujer en 1864, y la de su hermano, cuyas deudas financieras se vio obligado a pagar, quedó prácticamente en la ruina. El jugador (1866), basada en su propia pasión por la ruleta
Dostoievski se pasó los siguientes años fuera del país para escapar de los acreedores. Fueron años de pobreza, pero de gran creatividad. Durante este periodo, consiguió finalizar Crimen y castigo (1866), que había comenzado antes que El jugador, y Los endemoniados (1871-1872). Cuando regresó a Rusia, en 1873, había obtenido ya el reconocimiento internacional. Su última novela, Los hermanos Karamazov (1880), la completó poco antes de su muerte, acaecida el 9 de febrero de 1881 en San Petersburgo.

Éstas son algunas de sus obras.

Aquí dejo un fragmento de su obra Crimen y Castigo que fue publicada por primera vez en un diario llamado El mensajero ruso, en 1866, en doce partes, y publicada después como novela:

" A la mañana siguiente se despertó tarde, tras un sueño agitado que no lo había descansado. Se levantó bilioso, irritado, de mal humor, y consideró su habitación con odio. Era una jaula minúscula, de no más de seis pies de largo, y tenía un aspecto miserable con su papel amarillento y lleno de polvo colgando en jirones de las paredes.
(...)
Le dió el golpe precisamente en la mollera, a lo que contribuyó la baja estatura de la víctima. Enseguida, le hirió por segunda y por tercera vez, siempre con el revés del hacha y siempre en la mollera. La sangre brotó cual una copa volcada, y el cuerpo se desplomó hacia delante en el suelo. El se echó atrás para facilitar la caída y se inclinó sobre su rostro: estaba muerta. Las pupilas de los ojos, dilatadas, parecían querer salírsele de sus órbitas; la frente y la cara muequeaban en las convulsiones de la agonía.
(...)
¿Donde he leído -pensó Raskólnikov prosiguiendo su camino-, dónde he leído lo que decía o pensaba un condenado a muerte una hora antes de que lo ejecutaran? Que si debiera vivir en algún sitio elevado, encima de una roca, en una superficie tan pequeña que sólo ofreciera espacio para colocar los pies, y en torno se abrieran el abismo, el océano, tinieblas eternas, eterna soledad y tormenta; si debiera permanecer en el espacio de una vara durante toda la
vida, mil años, una eternidad, preferiría vivir así que morir. ¡Vivir, como quiera que fuese, pero vivir! "

martes, 7 de febrero de 2012

Bicentenario del nacimiento de Dickens

Los festejos del bicentenario del nacimiento del escritor inglés del siglo XIX, Charles Dickens, comienzan hoy. Dickens dejó estipulado en su testamento 'que mi nombre esté escrito en letras sencillas en mi tumba'.




Aquí dejo un fragmento de su obra El cántico de Navidad


Marley estaba muerto; eso para empezar. No cabe la menor duda al respecto. El clérigo, el funcionario, el propietario de la funeraria y el que presidió el duelo habían firmado el acta de su enterramiento.
También Scrooge había firmado, y la firma de Scrooge, de reconocida solvencia en el mundo mercantil, tenía valor en cualquier papel donde apareciera. El viejo Morley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.
¡Atención! No pretendo decir que yo sepa lo que hay de especialmente muerto en el clavo de una puerta. Yo, más bien, me había inclinado a considerar el clavo de un ataúd como el más muerto de todos los artículos de ferretería.
Pero en el símil se contiene el buen juicio de nuestros ancestros, y no serán mis manos impías las que lo alteren. Por consiguiente, permítaseme repetir enfáticamente que Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.

¿Sabía Scrooge que estaba muerto? Claro que sí. ¿Cómo no iba a saberlo? Scrooge y él habían sido socios durante no sé cuántos años. Scrooge fue su único albacea testamentario, su único administrador, su único asignatario, su único heredero residual, su único amigo y el único que llevó luto por él.
Y ni siquiera Scrooge quedó terriblemente afectado por el luctuoso suceso; siguió siendo un excelente hombre de negocios el mismísimo día del funeral, que fue solemnizado por él a precio de ganga..............

Éste libro es de 1883.